Es una gema, piedra dura o concha que se talla en relieve.
El ágata, el ónice, la sardónice y ciertos tipos de conchas son los materiales que mejor se prestan para ese arte, dadas las distintas tonalidades de sus capas, que permiten obtener agradables contrastes. Se dice que la técnica empleada es la misma que la de los relieves escultóricos, solo que en miniatura.En la antigüedad, los camafeos gozaban de gran aceptación entre el público; prueba de ello son los muchos ejemplares que se conservan de las culturas persa y grecorromana, labrados en piedras duras y piedras preciosas. Los tallados en conchas marinas son de época más reciente. En Francia, Alemania y Flandes se trabajó el nácar durante los siglos XIV y XV, período en el que los objetos de dicho material tenían gran prestigio en las opulentas y refinadas cortes francesas. Los viajes de descubrimiento realizados durante aquellos años propiciaron asimismo la entrada en Europa de materias primas exóticas: caparazones gigantes de tortuga, colmillos de narval, jade, ámbar y extrañas conchas marinas. Tales artículos suscitaron el interés por la historia natural y estimularon la imaginación de hábiles artesanos, joyeros y grabadores. Todo parece indicar que fue en el siglo XVI cuando se vio que las conchas de los cásidos y de los cipreidos eran particularmente adecuadas para tallar camafeos.
En el siglo XVIII, durante el llamado período neoclásico, se reavivó el interés por las artes antiguas, lo que condujo al florecimiento de las tallas de conchas, pese al menosprecio de quienes las consideraban burdas imitaciones, pues se empleaba un material inferior a las piedras preciosas. Los centros artesanales de camafeos fueron desapareciendo a partir de entonces, hasta quedar solo en dos ciudades: Idar-Oberstein (Alemania), especializada en la talla mecánica de ágatas, y Torre del Greco (Italia), donde el trabajo sigue haciéndose a mano.
ELABORACIÓN DEL CAMAFEO
Elimina el exceso de material con una rectificadora eléctrica (un taladro con punta abrasiva) hasta dejar grabado a grandes rasgos el dibujo, después de lo cual continúa haciéndolo a mano con buriles (herramientas puntiagudas) de varios tamaños. La figura debe tallarse a la profundidad precisa en la que el color de la concha cambia de claro a oscuro. Realizando cortes a diversas profundidades, el hábil artista logra crear la apariencia de velos transparentes en su obra. Al final, los detalles exquisitos de la figura en relieve contrastan con el fondo más oscuro de la capa inferior.
Resulta infinita la lista de temas, si bien uno de los favoritos es siempre el elegante perfil femenino, que seguramente habremos visto alguna vez. Los diminutos camafeos con perfiles o flores se engarzan sobre anillos o aretes. Otros de mayor tamaño (de unos 75 milímetros) se convierten en prendedores y colgantes con motivos más complicados, como paisajes y escenas pastoriles y clásicas. Los más grandes, que alcanzan a lo sumo los 20 centímetros, se enmarcan en cuadros o se montan sobre pedestales. El valor de un camafeo no depende solo del tamaño y del material de la montura, sino, sobre todo, de la labor y el esmero implicados. Algunos son auténticas obras de arte.
Dado que el artesano se guía por las irregularidades de su materia prima, que debe aprovechar al máximo, jamás será posible mecanizar la producción de camafeos de concha, como tampoco habrá nunca dos que sean idénticos. Estos encantadores ornamentos son únicos, verdaderas obras maestras en miniatura.
Camafeo proviene probablemente del bajo latín "camahutus", y designa un relieve que se obtiene del tallado de una piedra preciosa, generalmente ágata y sus variedades, aprovechando sus colores para realizar delicadas figuras...
...En cualquier caso, el arte del tallado del camafeo es una forma de escultura empleada desde tiempos remotos para realizar artículos de joyería, objetos piadosos o de superstición. Se conservan incluso piezas grecorromanas y persas... Y es que en la antigüedad los camafeos gozaban de gran aceptación.
Emilia Pardo Bazán (1851-1921, novelista, periodista, ensayista y crítica española) es la autora del cuento El Camafeo, del cual trascribimos un párrafo:
“…Su entusiasmo por la piedra adquirió carácter extraño y enfermizo. Con fijeza más propia de la perturbación mental que de la cordura, pasábase Carranza horas enteras mirando el portento y tratando de explicarse qué secreta fuerza, qué rayo luminoso llevaba en sí el desconocido que hacía tantos siglos produjo aquel milagro. Quizá ni él mismo sospechó el valor de la huella genial que imprimió en la dura ágata su diestra paciente y firme. Quizá alguna joven de Mitilene o de Samos lució en el anular o colgó a su garganta el camafeo sin conocer que poseía una riqueza ideal. Ni los que lo habían desenterrado y vendido ahora, en el siglo presente, comprendieron lo que tenían entre manos. El primer verdadero poseedor de la joya era Antón Carranza... Y en arrebato nervioso de desordenada pasión, Carranza pegaba los labios al camafeo, lo estrechaba contra su pecho, queriendo incrustarlo en él, adherirlo a su carne... “
Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Camafeo
http://365palabras.blogspot.com/2011/07/camafeo.html
http://madamemacabre.blogspot.com/2010/04/complementos-goticos-parte-i-camafeos.html
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